Como su nombre indica, es un tipo de piel que combina más de una característica. Puede ser normal-seca/normal-grasa o seca-grasa.

También se suele dividir por zonas (la zona T, por ejemplo, tiende a ser más propensa a la grasa, y el área bajo los ojos y las mejillas serían las zonas más secas)..

La piel mixta tiene el riesgo de pasar de un extremo al otro, si no se cuida adecuadamente.

- La zona T tiende a ser grasa

- Poros visibles en las zonas grasas

- Puntos negros y acné ocasional siempre en las mismas zonas

- Las zonas secas tienen aspecto mate, sin luminosidad

El tipo de piel mixta es uno de los más comunes.

También es la piel que necesita más ajustes en su tratamiento; ya que las distintas zonas del rostro reaccionan de manera diferente a los mismos productos.

Debes ser consciente de ello y el "truco" está en aplicar diferentes productos en diferentes momentos / diferentes zonas del rostro.

* En las zonas más grasas no hay que sobrehidratar, ni irritar con productos muy astringentes, así no tendrás acné. La limpieza es clave.

* Para la piel seca, insiste en aplicar los productos con altos niveles de omega 3 y 6. Asegúrate incluir en tu Ritual una crema facial suave y reconfortante.

El estrés aumenta la producción de cortisol en nuestro organismo. Un nivel elevado de este provoca una alteración, ya que es como un modo de "lucha o huida": provoca inflamación, estrés oxidativo y altera la función de las glándulas sebáceas. Y como la piel mixta ya combina diferentes características, el estrés hace que se exarceben los síntomas: piel más grasa (y con más acné) o más seca, apagada y áspera.

Existen gestos y movimientos que puedes realizar con tu cuerpo para ayudar a que tu energía interna fluya correctamente y pueda dejar ir bloqueos y tensiones. Por ejemplo, el sentarte por algunos minutos con la espalda recta y relajada, manteniendo tu mirada hacia el frente y tus hombros descansados hacia abajo. Llevar la conciencia hacia tu columna vertebral para enderezarla por dentro y por fuera permite tomar seguridad, confianza y alinear tus centros de energía. Esta postura ayuda naturalmente a purificar tu cuerpo, tu mente y tus emociones porque aporta estabilidad, firmeza y centro.

Cierra tus ojos suavemente y comienza a tomar respiraciones profundas para conectarte con tu estado interno. Ahora visualiza la energía va irradiando desde tus manos hacia todo tu cuerpo. Siente cómo sus propiedades comienzan a calmar tu mente, alineando tus pensamientos y dejando ir aquello que provocaba ansiedad o agotamiento.

Lleva toda tu atención a la zona de tu entrecejo y permití que esta zona se relaje y se amplíe. Recuerda que está relacionada con la intuición y el conocimiento superior de lo que te rodea y de ti mismo. Concentrate y visualiza cómo la energía purifica toda tu cabeza, tu cuello, tus cejas y tus ojos.

Cuando te sientas listo, imagina cómo toda esa misma energía comienza a descender por tu columna y atraviesa el total de tu cuerpo, saliendo a descargarse a la tierra desde tus pies. Siente cómo estás soltando, haciendo espacio para una energía nueva y limpia y cómo estás renovando tu campo energético, refrescando cada célula, cada órgano, cada hueso.